miércoles, 4 de julio de 2007

MI LUCHA CON TRESAMI, VOL. IV

(Ver capítulos anteriores antes de leer este)
Después de cabrearme con el dueño de tresami, llame a un buen amigo que es abogao y le puse al corriente del tema. Me dice que los de la agencia tienen un morro que se lo pisan y que si quiero les podemos reclamar.
Entretanto, empiezo a sentir molestias continuas en mi vientre que se derivan hacia todas las agencias inmobiliarias de Gijón, pero no son más que los síntomas de una úlcera de estómago que me estaban creando todos estos problemas.

Aparece entonces el tal "Jose Luis", de ahora en adelante "Jose Luis". Obsérvese que a este último le llamo simplemente por su nombre, pues es el único que con el tiempo me demostró que se merece mi respeto y al menos se esforzó por ayudarme.
Jose Luis es un tío alto y flaco, con cara de buena persona. Muy delgado.
Jose Luis es la persona que realmente trató directamente con el dueño del piso, un tal Emilio Molina González que es el paisano que vivía en Suiza y presuntamente enfermo propietario del piso que centra mis críticas, y que de ahora en adelante llamaremos "el propietario".

Jose Luis, por desgracia para todos, un mal día habló con "el propietario" y éste último le comentó que quería vender el piso. Jose Luis, como agente inmobiliario, establece un precio y llega a un acuerdo verbal con "el propietario" para venderle el piso. Aquí empieza el lío de la madeja, pues se cometíó desde el principio el garrafal error de no dejar todo firmado por escrito: una autorización de venta del piso, una carta de representación y poderes.
Se suponía que "el propietario" era un paisano de confianza y de palabra, y que en cuanto Jose Luis le anunciase que el piso tenía un posible comprador, "el propietario"´daría luz verde para empezar los trámites.

Aquí se juntan un montón de contratiempos: intermediarios, las prisas por cerrar la operación, la falta de comunicación entre la primer agencia y la tercera, la profesionalidad de TRESAMI y de AGENCIA ASTURES y mi buena fe, por confiar en todos ellos.
"El de tresami" se apresuró en redactar un contrato de arras para tenerme pillao, pero no pensó que el que se estaba pillando los dedos era él, puesto que Jose Luis le indicó que no se firmase el contrato de arras hasta tener el consentimiento del "propietario". Pero Jose Luis llegó tarde. Cuando él se enteró, yo ya había pagado la señal y ambas partes teníamos un papel de compromiso firmado.

Según ese papel, si yo me volvía atrás perdería la señal y además debería indemnizar a TRESAMI con un 3% del precio pactado por el piso más su correspondiente IVA. En cambio, si quien se volvía atrás era el dueño del piso, él debería indemnizarme a mi con el doble de lo que yo puse de señal.
Legalmente se entiende que al igual que "el de tresami" tenía potestad para firmar el contrato de arras y coger la señal en nombre del vendedor, también tendría que responder por él en caso de imprevistos. ¿No?

Pues resulta que no, que "el de tresami" quiere lavarse las manos, cargarle el muerto a Jose Luis y hacer frente común con el de AGENCIA ASTURES para volver atrás la operación sin darme ni un duro a cambio.

Gracias a mi amigo Alejandro, y tras intensas negociaciones, llegamos a un nuevo acuerdo: acepto una prórroga de tres meses más para llevar a cabo la escritura del piso, a cambio de hacer la operación con la agencia de Jose Luis directamente, sin mediar la intervención de TRESAMI , y a cambio de una rebaja en el precio de tres mil euros. Además, durante esta prórroga, me sería devuelta la cantidad que puse como fianza, y se establecería que yo soy la primera y única opción de comprador para el piso, todo ello con el beneplácito del propietario, que en la lejana Suiza se comprometía verbalmente para venir a Gijón a rematar la operación al final del verano, ya que presuntamente seguía interesado. Y en el caso que finalmente se volviese atrás el vendedor, yo sería indemnizado directamente por JOse Luis con tres mil euros en concepto de daños y perjuicios.

Continuará...

MI LUCHA CON TRESAMI, vol III

El piso era interesante.Era pequeño pero recogido y tenía una buena distribucíón. Se notaba que apenas se había usado y los venerables ancianos vecinos de puerta eran aparentemente muy agradables. La cocina y el salón dan a la calle y las habitaciones a un patio interior. Un baño en buen estado y una plaza de garaje en la que se podía meter un camión.
No me hizo falta pensar más, me quedaba con él. Negocié un poco el precio, y tras un pequeño forcejeo logré que me rebajaran la ridicula cantidad de mil euros, y para eso hubo que sudar sangre.
Los de la agencia TRESAMI sabían que me gustaba el piso y me tenían pillao por los huevos, asi que no se molestaron en afinar el precio bien. Pero me daba igual, estaba contento con mi elección.
Me metieron un poco de presión diciendo que había más gente interesada (lo que dicen siempre) así que tenía que llevarles una señal de 3000 euros como fianza inmediatamente para dejarmelo reservao en firme.
Así que al día siguiente y a primera hora, aparecí con el dinero de la fianza y se firmó el papel del contrato de arras, detallando debidamente las condiciones del trato.
Me dan un plazo de tres meses para entregarme el piso y me marcho. Yo ya había cumplido mi parte.
Supongo que pocas veces una agencia venderá un piso con tanta rapidez y con tan pocos problemas.

Total que me pongo manos a la obra, y empiezo a patear bancos en busca de la hipoteca menos mala. En unos bancos decían que yo no presentaba las garantías suficientes, en otra que necesitaba un montón de avales, y en otros que no había ningún problema. Al final llegué a un acuerdo con Caja Laboral donde me ponían unas condiciones bastante competitivas.

Pasa un mes y vuelvo por la agencia TRESAMI para decirles que quiero mover la compraventa ya, porque ya tengo la hipoteca. Aquí es donde la chica morena empieza a ponerse blanca y palidecer, y decirme que no vaya tan rápido porque el dueño está en Suiza y no puede venir de un día para otro.Intento ser paciente y espero un mes más.
Vuelvo a pasar por TRESAMI y les digo que me corre prisa el tema, y que quiero escriturar ya, porque entre otras cosas, los de Caja Laboral no me mantendrían las condiciones mucho más tiempo ya que los intereses iban subiendo.
Entonces es cuando me dicen que el dueño del piso está enfermo, que le tienen que operar en Suiza, que no saben cuando podrá venir. Llegado a este punto se me empieza a agotar la paciencia y les digo que tienen que llamar al dueño y forzarle como sea, y si no puede firmar, que autorice mediante un poder notarial a firmar alguien en su nombre.

Aquí es donde aparece otro ser, que dice ostentar un cargo de mando en TRESAMI
y que empieza a querer lavarse las manos del asunto y me dice que la culpa no es de ellos porque el piso en realidad pertenecía a una tercer agencia implicada (sí, tercera, hay otra más de por medio) llamada J&N, que es quien había hecho la gestión directamente con el dueño, y que parece ser que ahora hay problemas porque la llegada del propietario de Suiza, se retrasará indefinidamente, sin fecha.

En ese momento el que empieza a palidecer soy yo, y exijo una explicacion contrastada y hablar personalmente con el propietario para ver que pasa. Pero lo unico que hacen es vacilar y darme largas sin respuestas concretas.
Me dicen que no es posible hablar con él por el rollo que ya sabemos: que está en Suiza, que está enfermo, que ellos no tienen el telefono sino la otra agencia ...

Aquí los de TRESAMI caen en sus primeras contradiciones, pues anteriormente me habían asegurado que habían hablado con el dueño.
Así que el jefe de tresami me propone ir a hablar con la tercer (y aparentemente última) agencia, la agencia J&N, con un tal José Luis que es el dueño.

Continuará.