CAda vez más me doy cuenta de que hoy día se hace empresario cualquiera. Y digo empresario por decir algo, porque todavía los hay buenos y no se debe generalizar.
Conozco muchos, de todos los tipos.
Leo en la prensa que un panadero de Valencia perdió un brazo en un accidente laboral. Hsata ahí no tiene nada de especial, pues hay accidentes a diario.
La tela marinera está en que este panadero era inmigrante ilegal. Estaba sin asegurar y trabajaba doce horas diarias por 700 € al mes.
Para el empresario sería mejor que hubiera muerto el pobre hombre, un año a la trena y 15 kilos de indemnización como mucho.
Como ahora quedará jodido de por vida tendrá que soltarle 50 millones de las pesetas de antes por lo menos y más pena de prisión.
Por eso mi pregunta es: ¿Cuánto vale un brazo?
Pero el se lo buscó, a quién se le ocurre contratar a alguien en esas condiciones.
En estas historias hay siempre un tinte de racismo positivo, si fuese español seguro que no tendría tanta trascendencia. Es lo que tienen estas cosas, buscamos el morbo con sabor latino.
